sábado, 26 de junio de 2010

MANOS A LA OBRA (Por Entrepreneur)

Vence el temor. El miedo y la ansiedad a la hora de emprender son normales. Pero este miedo no siempre ayuda, sino que muchas veces paraliza. No olvides: en el riesgo está la ganancia. Además, pregúntate si prefieres el riesgo o el arrepentimiento por haber desperdiciado una oportunidad. El emprendedor casi siempre toma el riesgo.

Arma un equipo. Forma un grupo de colaboradores de confianza, de quienes tengas certeza de su capacidad. Cuida que sea gente talentosa en diferentes áreas y que te ofrezcan resultados concretos. Siempre recompensa su trabajo, ya sea con dinero o de manera simbólica. Esto también te servirá para exigirles que cumplan con los objetivos del negocio.

Delega. No es sólo el hecho de decirles a las personas lo que tienen que hacer, sino de transferir cierto poder de decisión en cada área. En inglés se llama empowerment y es una cualidad de las empresas más eficaces. Una compañía en donde se tiene que pedir autorización al jefe para todo, por lo regular es lenta y estática. Delegar el poder se traduce en flexibilidad y rapidez para atender al mercado.

Disciplina siempre. En todos los casos de empresas y personas extraordinarias existe una intensa disciplina personal. Es decir, un respeto absoluto a los horarios: desde la hora de despertarse, las planeaciones (diarias, semanales o mensuales), el manejo del dinero y priorizar actividades, hasta la atención rigurosa a los detalles del producto o servicio, entre otros factores. Al ser tu propio jefe, tienes que saber exigirte y exigir a los demás. No por ser un negocio de medio tiempo, merece menos control.

Realiza una prueba piloto. Para reducir aún más el riesgo, comienza con un mercado selecto y con un producto básico. Esto te permitirá tener un monitoreo más cercano para resolver problemas o fallas específicas. Considera que si tu oferta tiene ciertas deficiencias, impactará a un grupo menor de consumidores.

Aprovecha tus redes sociales. Empieza vendiendo en casa y con tus amigos, pues contar con su amistad y confianza te permitirá pedir una opinión más sincera. Esta retroalimentación te servirá como base para pensar en una segunda etapa de crecimiento. Además, identificar a tus primeros clientes te generará un flujo de efectivo rápido y sin desgaste.

Establece un lugar y horario fijo. Puedes trabajar desde casa o incluso en una cafetería. La clave está en mantener el flujo de trabajo estable y evitar las distracciones. Define bien tus horarios y asigna horas específicas para las distintas actividades. Distribuye el tiempo por cliente, proyecto, pendientes y seguimientos.

Divide tus tareas. No mezcles las actividades de un negocio con otro. Si eres empleado en una empresa, es fundamental que no atiendas tu negocio desde la oficina donde laboras. Esto significa no hablar con clientes en horarios de trabajo, ni utilizar los espacios y equipo de tu empleador. Probablemente tu jefe te permita cierta tolerancia, pero de otra forma, evita hacer cosas buenas que parezcan malas.

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